miércoles, 25 de mayo de 2016

La moda de la dieta sin gluten, un negocio muy rentable


Pese a que la producción de alimentos «gluten free» ha crecido un 1.500%, un celíaco paga 1.120 euros más al año para llenar la cesta de la compra


En 2021, los ingresos por la facturación de comida sin gluten serán un 35% superiores
En 2021, los ingresos por la facturación de comida sin gluten serán un 35% superiores

Los alimentos sin gluten se han convertido en un negocio muy rentable para los empresarios españoles. Las compañías han encontrado un atractivo nicho de mercado en el creciente número de casos de celiaquía, una enfermedad intestinal provocada por el consumo de trigo, centeno, avena o cebada. De hecho, España se ha convertido en el tercer productor mundial de este tipo de comida, solo superada por EE.UU. y Brasil. Una poderosa industria que, cada año, genera alrededor de 3.000 millones de euros.

La rápida expansión del «gluten free» en occidente no parece ser síntoma de que se vaya a convertir en una moda pasajera. Según la consultora Transparency Market Research (TMR), su facturación seguirá creciendo al menos hasta 2021, año en el que alcanzará los 4.000 millones de euros en ingresos.

España es la responsable del lanzamiento de más de 4.000 productos sin gluten, lo que la sitúa a la cabeza del ranking. El registro de nuevos artículos ha crecido un 1.500% desde 2009, lo que demuestra el gran impacto que ha causado la comida sin alérgenos en la sociedad española. Además, cada vez más supermercados y restaurantes, como Mercadona, Carrefour, o El Corte Inglés, han optado por incluirla en su oferta.


El auge del mercado ha supuesto, según Víctor D. Brieva, responsable de comunicación de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), un beneficio para todas aquellas personas que sufren la enfermedad «porque hay muchísimos más productos». Sin embargo, no han percibido «un descenso del precio, que debería haber bajado al haber más gente que los necesita».

Categorías con más presencia en la cesta de la compra de un celíaco
Categorías con más presencia en la cesta de la compra de un celíaco

De hecho, son muchas las familias que han protestado por el elevado precio de estos productos necesarios para mantener su salud. Un informe de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) revela que el pan, las galletas, la pasta, la harina y los embutidos sin gluten representan el grueso de la comida que va a parar a la cesta de los celíacos. Productos básicos que, por el hecho de haber pasado por un proceso de elaboración distinto, cuestan un 66% más.

Pese a que, según FACE, en 2016 «se ha observado una disminución en el precio», las diferencias entre los alimentos con gluten y los que no contienen dicho alérgeno «siguen siendo muy importantes». En concreto, una familia con un celíaco «tiene un gasto superior de 1.117,24 euros en la compra anual».

Una moda peligrosa
Las personas sensibles al gluten no son las únicas que consumen comida propiamente indicada para celíacos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta proteína afecta de forma negativa a seis de cada cien consumidores en España. Sin embargo, el 83% de los ciudadanos admite consumir productos especializados al menos una vez por semana.

Aquellos que han eliminado el gluten completamente de su dieta de forma innecesaria –casi tres de cada diez en EE.UU.– lo han hecho con la convicción de que, de esta forma, ganarán en salud y les ayudará a perder peso. Sin embargo, los expertos aseguran que los componentes que sustituyen al trigo y la cebada contienen, en la mayoría de los casos, una mayor cantidad de azúcar y grasas trans.

«Muchas veces, los que no comen gluten porque quieren pueden llegar a confundir al resto de la población», afirma Brieva. Por ejemplo, la gente que pide en los restaurante que su comida carezca del alérgeno pero que, a su vez, le dicen al camarero que no pasa nada si hay un poco de pan o cereales en el plato. Los celíacos no pueden ingerir ni una sola molécula de trigo o cebada, por lo que este hecho desconcierta a los trabajadores del local, que pueden caer en el error de descuidar los ingredientes del menú «cuando vaya algúna persona enferma de verdad».

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