miércoles, 10 de agosto de 2016

Abre en Llinars del Vallès un obrador de pasteles sin gluten ni lactosa

Los productos, que no tienen leche ni trigo, están hechos con harina de arroz o fécula de patata.


Abre en Llinars del Vallès un obrador de pasteles sin gluten ni lactosa
Maurici Cot y Caterina Molera en el obrador de Llinars del Vallès

El pastelero Maurici Cot, de 27 años, ha puesto en marcha un obrador en Llinars del Vallès (Vallès Oriental) para hacer únicamente productos artesanos de pastelería para personas intolerantes al gluten y la lactosa. Hace lionesas y productos clásicos como el pastel de manzana, el sacher, el brownie o el massini, aparte de creaciones propias como el pastel de fruta de la pasión o el pastel de turrón y limón. Los productos no llevan leche, y el trigo ha sido sustituido por almidón de maíz, harina de arroz o fécula de patata.

El obrador está ubicado en el polígono industrial El Mogent de Llinars del Vallès. Es un local propiedad de la familia que ha sido adaptado para hacer pastelería. A pesar de la ubicación, la mayor parte de las ventas actuales se producen por venta directa. El objetivo, sin embargo, es proveer restaurantes, hoteles, pastelerías o servicios de catering de la comarca y de Catalunya.

Maurici Cot fue diagnosticado hace cuatro años de intolerancia al gluten y la lactosa. “Te lo tienes que tomar con humor, pero te acabas adaptando”, explica cuando se le pregunta cómo lleva un pastelero eso de ser intolerante a estos productos. La idea, de hecho, viene de aquí. El joven repostero observó que el producto artesano de pastelería sin gluten y lactosa “es difícil de encontrar” y que existe una demanda. “Sí que hay muchos productos industriales”, admite. A raíz de eso, decidió levantar el negocio y “buscar formulas y estudiar las mejores opciones para conseguir productos de este tipo”.

Cot puntualiza que “son productos inclusivos y aptos para todo el mundo, no sólo para personas con intolerancia”. La empresa es 100% familiar: trabajan en ella Maurici, su madre, su tía y su prima. Los productos finales son un 5% más caros que los convencionales porque “las harinas son más caras”.

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